Existen muchas formas de alimentarse, pero solo una de
nutrirnos.
Existen infinidad de dietas, tendencias, ciclos, herencias,
modos, formas, preferencias…En todo el mundo existen diferentes hábitos y formas
de alimentarse con diferentes horarios y alimentos comunes.
Tendemos a criticar lo diferente, (ya sabemos cómo es la
mente humana) todo aquello que no se rige por nuestras elecciones, experiencia
y modo de pensar, nos parece juzgable, ello nos da seguridad y una vía rápida
que nuestro cerebro utiliza para resolver conflictos de manera rápida.
En unos países se desayuna a las 6h. de la mañana y en otros a
las 11h.. En unos países se come a las 12h. y en otros a las 15h.. En unos países el
consumo de carne animal es mínimo y en otros, es el recurso principal.
¿Cuántos millones de personas hay en el mundo?, pues ese
número marcaría el dato exacto, de opciones que existen a la hora de poder
alimentarnos.
Pero, ¿cuántas maneras de nutrirnos existen? Pues aquí
diría, que una, aunque con excepciones, se podría decir que solo
hay una forma de nutrirnos de manera correcta.
Nuestro organismo necesita unos nutrientes concretos para
que la máquina funcione, cuando nos excedemos, la máquina se satura y cuando
nos quedamos cortos, va más despacio.
Nutrirnos de manera adecuada, no implica comer mucho, ni
comer poco. Nutrirnos no se trata de comer unos alimentos si y otros no, se
trata, de dar a nuestro cuerpo, lo que necesita. La única manera de saber esto
es, educarse e informarse, pedir consejo a expertos en nutrición y leer más,
que a veces tanto cuesta.
Hay personas que al levantarse por la mañana necesitan comer
y hay otras que no, hay personas que comen muy ligero y cenan temprano, hay
otras que comen primer y segundo plato. Hay personas que no contemplan una
dieta sin carne, hay otras que, en cambio, combinan alimentos y toman incluso suplementos
para restringirla de la dieta. En
conclusión y como decíamos antes, no se trata de cómo nos alimentamos y sí, de cómo
nos nutrimos.
En el 2012, decidí obtener el título como técnico de nutrición. La
experiencia fue dura (no creí que entrañaría tanta dificultad, pero por otro lado fue sin
duda, una experiencia reveladora).
Durante años, como todos, creí saber casi todo sobre
alimentación y hábitos. Con el desarrollo de mis estudios y el tener la suerte
de rodearme de expertos y médicos en la materia, entendí que nutrirse de manera
adecuada, va de otra cosa.
Mi formación me permitió entender de biología, química y nutrientes. Me permitió saber más de alimentos y emociones, de psicología, ansiedad y comida. Conocí más de cerca la influencia cultural y educacional en nuestra relación con la comida. Entendí por fin, como la alimentación, realmente, es otra cosa totalmente diferente y en lo que todos creemos ser expertos. Formarte en cualquier materia, te permite tener entre las manos una fórmula única y flexible, equilibrada y real, adaptativa y coherente para relacionarnos con el mundo, las personas y, sobre todo,con nosotros mismos y claro, con la comida.
Tenemos claro que necesitamos unos nutrientes
específicos para funcionar, pero también con el tiempo entendí, que no todos los cuerpos
funcionan de la misma forma, que no necesitamos los mismos alimentos para
regularnos de manera adecuada y que tanto el exceso, como el defecto, tiene sus
consecuencias.
Son los grandes profesionales de la materia, los que verdaderamente entienden la
relación de las personas con la comida y como forma parte de un contexto educacional,
social y cultural,sabiendo la repercusión que puede tener.Profesionales con conocimiento,son los que pueden asesorar y guiar.
La alimentación está condicionada por nuestros esquemas
mentales, estereotipos, inseguridades y ego. Es esencial saber que toda conducta, aprendizaje y esquema, es modificable y
adaptativo. Una mala relación con la comida es simplemente, un breve capítulo de la
historia de las personas y enseñar al cerebro a relacionarse con los
alimentos de manera sana y saber como nutrirnos y socializar con la comida y por supuesto disfrutar, es
fundamental.Flexibilizar, elegir la mejor manera de alimentarnos y cuidarnos, siempre acorde a como nos sintamos mejor es, un avance en nuestro crecimiento personal.
Cada uno sabe cuál es
su punto óptimo a nivel nutricional y energético y si no lo conoce, debería de
empezar por ahí. Relacionarse de manera afectuosa con la comida, sin juicio, como una oportunidad de aprendizaje, es saludable mentalmente.
Es muy interesante, (como decía un médico con el que hice las
prácticas), entender que el exceso, está cultural y socialmente aceptado y ello
implica muchísimos problemas de salud y ya sabemos que el defecto, marca también
muchos problemas. Ambos dos, son dañinos.
Aprendí con mi formación, que el ego de creer saber todo, nos destruye y nos aleja de nosotros mismos primero y, en segundo lugar, del resto de personas. Creer saber de alimentación, de psicología, del mundo, de la vida, “lo se todo”, nos hace más insignificantes e inseguros, aunque pensemos lo contrario.
Si algo aprendí, es que es mucho más interesante escuchar con atención al que la experiencia y el conocimiento lleva. Me quedo con las personas que han bajado al barro, ellos serán los que, nos podrán guiar mejor.
Nutrirnos de manera adecuada, alimentarse como uno considere pero intentando escuchar a nuestro cuerpo, regular las emociones,
aprender de personas con conocimiento nutricional, aceptar costumbres, hábitos,
preferencias y deseos, con equilibrio y conocimiento real, es una buena fórmula para desaprender y poder aprender de nuevo de una manera más inteligente.
Existen patologías digestivas que impiden llevar horarios,
existen preferencias en alimentos arraigadas a fobias que impiden hacer las
cosas de manera organizada, existen personas que llevan dietas concretas,
existen personas que entienden la alimentación como una manera de nutrirse y no
de socializar, existen horarios, tendencias, modos, apetencias…respetemos,
aceptemos y aprendamos juntos a entender y flexibilizar las diferentes formas de alimentarse, pero siempre, nutriendo nuestro cuerpo como realmente necesita.
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